¿Un problema grave de los colombianos es que no podemos creer lo que vemos? ¿O que vemos demasiado bien y nos negamos a creer?
La violencia generalizada en Colombia responde a un patrón complejo donde convergen factores de diferentes disciplinas objeto de estudio de las Ciencias Sociales: Psicología, Antropología, Política, Sociología, Derecho, Economía y a todos corresponde dar cuenta de una comprensión del complejo problema. Los objetos de las disciplinas, desde los contextos están entonces entretejidos dando por resultado, en su mezcla, esa convergencia, ese resultado principio - medio - final: la violencia, como única manera de entenderse la supuesta resolución de los conflictos.
Cuando se acepta la pena de muerte se está asumiendo que se va a combatir, presuntamente, el irrespeto a la vida, con el irrespeto a la vida. Por lo demás, dada la situación actual de Colombia, ese irrespeto a la vida se esta dando en todos los ámbitos, a todas las clases y lo que es más grave, desde las mismas instituciones, las cuales no brindan un mínimo de confianza pues no son consecuentes entre lo que dicen defender, que es su deber y lo que practican o promueven como práctica. No hay ejemplo básico, quizá el mejor maestro. Entonces, la pena de muerte sería dar licencia, legitimar lo que ya está instalado en el trasfondo. No se está entonces concluyendo: "qué más da, que todo sigue igual"; lo que se está intentando en esta respuesta es visualizar redefiniendo, desde otro ángulo distinto al común, agotado y fracasado en por lo menos 60 años de permanencia.
Desde una de las perspectivas señaladas y desde algunos comentarios sin mayor reflexión se asume la psicopatología como elemento determinante del comportamiento violento; pero simultáneamente, ha de tenerse en cuenta que el ser humano es capaz de optar, decidir. Cuando se plantea que un sujeto violento "es un enfermo", asunto tal vez acertado (pero que le corresponde evaluar a los especialistas) se está mirando de soslayo esa capacidad de elegir, se lo está justificando, tal vez desde la óptica del propio que juzga explicando defensivamente las propias fantasías y conductas violentas: "eso no es humano" (se trata al que está en la picota de "bestia, animal") o sea: eso está distante de mi, nada tiene que ver conmigo. Con todo, si de psicopatología se trata, hay que establecer la relación con el contexto socio cultural (con los elementos planteados: economía, política, etc.) y entonces se pasa al terreno de una Sociopatología y allí estamos involucrados todos. Sin embargo, también llevamos encima una biología (somos "animales"); otra cosa es lo que hagamos con esa biología a través de una configuración cultural, espacio donde se da la diferencia, la minimización o neutralización de esas tendencias "primitivas".
No aciertan tampoco las concepciones religiosas si explican las conductas violentas por acción del demonio (el cual no existiría sin Dios), en últimas también justificadoras está "poseído" por algo externo, ajeno a él, luego no tendría culpa bajo esa condición determinante) Poco se mira en esta misma temática el fuerte componente violento del cristianismo, a menudo presente en las psicopatologías incluso de sus propios jerarcas (tema de relativamente reciente escándalo en USA donde el propio Sumo Pontífice pidió excusas a la humanidad)
Si se sigue planteando de manera simplista que la solución a la violencia es la cadena perpetua o la pena de muerte sin redefinir elementos tan relevantes y pertinentes como el capitalismo salvaje, elegantemente llamado ahora neo capitalismo y en el presente siglo Globalización, otro tema espinoso a tratar, nos veremos en las mismas de hace varios años, las sentencia de Gonzalo Arango desde su personaje creado en su poesía nadaísta: "¡Desquite Resucitará!" Cuento viejo, pues hace rato resucitó. Resucitó y se quedó.
Con esta composición - respuesta dirigida a usuarios de Yahoo tan solo se medio rasguña un problema; pero el autor tiene la esperanza de remover neuronas y sobre todo emprender acciones, comenzando por si mismo.
No se trata entonces de estar a favor o en contra; lo importante es porqué y cómo. Caso contrario, dentro de cierto tiempo volveremos a la misma bobaliconada nacional. Otra vez diremos a grito en cuello: no más! Y al menos por una noche dormimos tranquilos, mientras se repite el ciclo en que estamos sumergidos todos hasta el cuello. ¿Ya revisamos la propia violencia. como pareja, hijos, padres, hermanos en la familia? ¿En la comunidad? Si hay algo por lo cual nos hemos de escandalizar, habría de ser por nuestros pensamientos y acciones. Afortunadamente, si se comienza ya, si hay remedio.
Asumo la responsabilidad por este escrito y pido excusas si ofendo alguna sensibilidad; el objetivo es ese: impactar para despertar debate y acciones efectivas. Agradeceré con humildad las objeciones y críticas incondicionalmente, más aun si tienen peso argumentativo y práctico.